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¿Innovación en la crisis? o ¿Crisis en la Innovación?

Innovar: “Cambiar las cosas introduciendo novedades que añadan valor”
En la España que nos ha tocado vivir, los empresarios y directivos nos encontramos sometidos a una constante presión desde diferentes frentes:


• Las presiones económico-financieras, que nos obligan a priorizar los resultados inmediatos frente al desarrollo sostenible.
• La dificultad para la diferenciación, que erosiona rápidamente las ventajas competitivas.
• Las amenazas imprevisibles, que van desde la situación de incertidumbre económica mundial a la gestión extrema de los riesgos.
• Los cambios continuos, que transforman a los agentes del mercado (cliente, competidores, proveedores, ...) en entidades cada vez más exigentes y rigurosas.


Ante tal cantidad de elementos distorsionadores, es habitual que en los foros se hable de “crisis”, y de la necesidad de innovar para salir adelante. Se plantea la innovación como la solución a todos los males y se pide a los directivos que “cambien las cosas introduciendo novedades” justo cuando están más asfixiados solucionando los problemas del corto plazo derivados de todas esas presiones que nos rodean.


En estas condiciones es cuando intentamos responder a la pregunta “¿por qué hay que innovar?”, y presentamos ese especial estado bipolar que nos lleva al dilema de querer cambiar o innovar, pero sin ser capaces de hacerlo, debido precisamente a la prioridad del corto plazo.
¿es conveniente entonces innovar en tiempos de crisis?
Tanto si hay crisis como si no, nuestra obligación es asegurar la supervivencia de las empresas y la continuidad de las operaciones, y si para ello hay que cambiar las cosas e introducir novedades que añadan valor ¡no es necesario esperar a que lleguen las crisis!


Cualquier época es buena para innovar, aunque probablemente el problema principal esté en dar una respuesta adecuada a la pregunta “¿para qué tenemos que innovar?”, y aquí ya se puede empezar a hablar de “crisis en la innovación”.
De forma mayoritaria seguimos poniendo el foco de la innovación en las subvenciones, en la tecnología y en la renovación de los productos, que sin dejar de ser elementos necesarios ya no resultan suficientes para asegurar el futuro. Y dejamos de lado todo el potencial existente en el mundo de los servicios, en la transformación de los modelos de negocio, en el aumento de la propuesta de valor, en los nuevos mercados, en los procesos de gestión y de apoyo al negocio, en los nuevos canales de comercialización, en la compartición y capitalización de las experiencias de éxito, en los sistemas de relación e implicación con clientes, aliados y competidores, ...


Así pues, más que “innovar en tiempos de crisis”, es preferible “innovar (en cualquier momento) para desarrollar ventajas competitivas sostenibles” que nos permitan afrontar los nuevos retos de nuestras organizaciones, y hacerlo de forma que utilicemos todo el potencial de las personas que ya trabajan con nosotros.

¡Seamos capaces de innovar en la forma de aplicar la innovación!
, porque así podremos afrontar las crisis incluso antes de que aparezcan, asegurando nuestro futuro empresarial.

Emmanuel Casbarrii3:Investigación, Innovación e Iniciativa

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